Despertar
y que aún sea luz
y que aún no haya anochecido lo bastante
como para vencer este silencio desgarrado.
La preocupación por la ausencia
es algo críptico:
gira sobre sí misma sin razón,
se abalanza y cae al vacío, se aleja,
se retoca, se desea,
se colorea sucia como el hambre.
Entonces fuiste
aquella desangrada tumba
aquella herida nueva
aquella diosa fragmentada
aquella estremecida sed
que expulsaba en cada soplo
la garganta.
Te busqué en cada palabra,
en cada imagen, en cada destrucción,
cada temblor,
allí donde poder hallar unos pedazos maltrechos
dónde consumirías el aire
dónde existiría renacimiento.
Despertar
y que aún sea luz
y que la pared cosa
la lengua al cielo.
Para quién iba a articular entonces
en esta soledad muda.
Qué sentido iba a tener hablar de nadie
como de un misil que apunta
siempre de vuelta, siempre,
siempre hacia esta boca silenciada,
hacia esta belleza que estalla en mil abrazos.
Me empapo de este ser estructurado
como es el recuerdo.
Y vuelvo a la noche.
Y callo de nuevo.
Y no oigo tu voz.
Y tu presencia me parece tan solo una lágrima.
Me has dejado un nudo en la boca del estómago. Tus versos están llenos de sentimiento, y las palabras me llegan con toda la fuerza que transmites. Precioso. Me quedo con esta estrofa, que me toca especialmente:
ResponderEliminarLa preocupación por la ausencia
es algo críptico:
gira sobre sí misma sin razón,
se abalanza y cae al vacío, se aleja,
se retoca, se desea,
se colorea sucia como el hambre.
Muchísimas gracias por tus palabras :)
ResponderEliminarRosa, he llegado a tu blog a través de un artículo sobre jóvenes poetas en la revista Playground, y me ha encantado leer este poema. Hay autenticidad en sus versos, un temblor que sacude todas sus palabras y que da testimonio de los temblores más hondos que siente su autora. Pocas poetas jóvenes han hablado tan bien de la ausencia amorosa. Un saludo.
ResponderEliminarPocas cosas me han dicho tan bonitas en los últimos tiempos. Gracias por tu tiempo, tu atención y tu detalle.
EliminarUn abrazo :)