1.7.14

Escena de verano



Los niños zambullen sus cuerpos ávidos, sus pies, sus torsos, su rostro inmaculado. Yo soy la parábola que traza la sombrilla al despegar el vuelo, soy las piedras de colores bajo el agua, el mar abandonado, la elipsis de tu nombre en cada pancarta.
Ha pasado el tiempo. He crecido pero no ha cambiado nada. Me acomodo en la toalla esperando un desenlace, tras de mí la humedad de un baño infinito, la música sucia, la arenisca entre los dientes. Hay soledades que pesan toneladas y hoy poseo una de ellas, cuando pienso en la conciencia del tiempo y se diluyen los pretéritos y el arte me recuerda que fuimos inmortales, pero ya no más, ya no aguarda nadie abajo, nadie, nadie que absorba la sal de las heridas, nadie que me acompañe a casa.

Pero seguimos siendo jóvenes, y entiendo la juventud como una comunión que nos une en una orilla y en otra, como un cordel al que impasibles damos la mano, que nos guía y nos acalla. Seas quien seas, náufrago, este es tu cordel, este es tu camino. La juventud nos viene dada pero, ¿acaso es suficiente? Seguimos siendo jóvenes y esto es, sentimos, viajamos, besamos, arrancamos nuestra piel, la herida abierta, trazamos el perfil del mar y la luz, pero, ¿acaso esto es suficiente?

No es suficiente y yo quiero trazar un hueco real en que evadirnos para no ser vistos, todos nosotros, todos los que desaprendemos el mañana, trazar un hueco en que los susurros sean coordenadas de lujuria, en que el rumor se cree y se silencie y el amor sea algo más que esto, un cúmulo de despedidas sin tregua.

Voy a fraguar los esfuerzos, volveré a chapotear, olvidaré este lapso de tiempo perdido. No quiero avanzar. Me repito que podré sumergirme de nuevo en alta mar, que soy mi cuna y mi lecho, que soy mi origen y a mí vuelvo una y otra vez, incólume gladiadora de guerras perdidas.

Los barcos zarpan, las rocas desdibujan un mapa abrupto, rabioso, sometido al capricho de las olas. Este es el final, dices, y así evoco este adiós continuo, arrojo mi escindida entraña al fondo de lo oscuro y vuelvo, paso a paso, sin quererlo, a mi única patria conocida.

2 comentarios:

  1. Precioso, fresco como una zambullida, te arrastra. Muy bueno.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Muchísimas gracias. Me alegra mucho leerte por aquí de nuevo, Isi :) un beso <3

    ResponderEliminar