15.11.15

La pirotecnia peligrosa

 
 
 
 
DIARIO DE HOSPITALES

Lo habitual era entonces
abandonar trotando el hospital/hogar
como quien corre así desde el lugar del crimen
reseñando
las lesiones del próximo cadáver.
En sus manos el nombre, la causa de la muerte o de su vida,
cincuenta y seis minúsculas cicatrices de guerra
de las que arañan el tiempo de hora en hora
una biografía escrita a golpe de rechazos;

estas serán de ahora en adelante
tus únicas heridas.

Pienso en lo que supone la muerte
cuando se reconoce así: en pasillos anónimos
despojando a los amantes de la sangre
de un rato dilatadamente humano. Pienso
en las miradas de acero,
en las huellas de plástico, en las impermeables
sonrisas de bienvenida al mundo. Queridos,
no sé cómo ni dónde deshacerme
del miedo al cuarto vacío,
a la casa vacía,
al hospital desierto.

Lo habitual era entonces aprender a llevar
 
la vida a cuestas, reubicarse en la nada,
crecer lento.


Este poema forma parte de la antología de poetas sevillanos en la que aparezco, La pirotecnia peligrosa (Ediciones en huida, 2015).

1 comentario: