27.5.13

El hombre y el tiempo.

(De todo lo que el hombre tiene de tiempo y todo lo que el tiempo tiene de humano)

Miro a mi madre y el vientre
del cual nací 
con sobrecogida ternura
sabiéndome aún embrión que mama 
de las entrañas del mundo. 

Añoro esa dependencia. 
Añoro esa dependencia sobre cuán
fui crecida y malcriada
ahora se ahoga la ansiedad 
ovillada en mi pecho
pues ahora soy yo quién acuno 
el llanto.

Somos náufragos del oleaje del tiempo
arremolinamos la fe ante un nuevo día
lo extenso del palpitar año tras año
y no existe el pasado más que en mis pupilas
y mis pupilas retuérzanse
por tal pasado.

Si guardo silencio en el desvelo 
y cuando duermo 
cuando amo
cuando fustigo mis rodillas
clamando
rogando
no es por cobardía no
pues sólo temo
sólo temo estas costillas que al elevarse
me hunden 
que si callo es únicamente
por lo ineludible
de la vida.

Y sobre cuán cruelmente el hombre mortifique
con horas vacuas
justo allí
allí pondré el verso del alto al fuego
allí mis manos muertas 
rozarán sus manos
pues es todo decadencia una vez que
las muñecas hállense abiertas
al paso del tiempo.


Somos, somos lo más parecido a un retazo de tela que cae del cielo, lentamente, aunado por las corrientes, danzando de forma grácil con esa impavidez tan cálida, por la inmanente ligereza de su tejido fino. Si miras a trasluz podrás ver como siempre cae, en ese sin cesar y desplomar perpetuo que es el paso de la vida, fugaz a veces, otras lento y taciturno, que parece la imposibilidad del fin tan tangible, tan presente. Vuelves a mirar y esta vez vislumbras como todo alrededor permanece impertérrito, los pájaros planean con la misma rapidez de siempre, y el viento susurra en su cántico sordo como banda sonora del desasosiego. Todo fluye como la mar por mis curvas. Sin embargo, entre el estatismo, entre el retornar frío de lo predeterminado continúa cayendo ese retazo de tela que desafía la mañana y su olor dulce, la presión que ronronea en los oídos, las leyes de la gravedad y el tiempo. El tiempo.

El primer resquebrajar de todo ser es aceptar que sus rasgaduras están irremediablemente perdidas en sí mismo, que en la profundidad de sus ojos aún pervive el pasado, acomodado en el sollozo tenue que es el mirar atrás, que aún se suceden las mismas imágenes sin rumbo, vagas y náufragas, esclavas ante la persistencia de la memoria. El retazo de tela permanecerá en su declive inconsciente, desconocedor de la distancia a que se encuentra el asfalto rudo y muerto, que es el lugar en que lo onírico da paso a lo macabro. ¿Qué soy yo en el tiempo sino un lunar extinto y caduco en el firmamento? ¿Qué es el tiempo en mí sino un caminar abstracto? ¿Qué es el roce de mi muñeca con el reloj sino el símbolo de que estamos irreparablemente subyugados entrambos? 

Ningún hombre conoce los límites del tiempo así como el retazo de tela desconoce cuál será el funesto destino que le aguarda inapelablemente. Y en esta marcha a tientas que es la existencia trenzamos nuestras propias dimensiones abarcando el cómo sería el punto de partida o cómo será el punto final de esta recta de la que sólo conocemos un punto, el punto en el cuál, estamos absolutamente extraviados. 

Salvador Dalí


(¿No es acaso el minutero y su inexorable cántico muerto el que habita mis entrañas atestadas de pánico, de pánico, de pánico y vejez?)

5 comentarios:

  1. Me gusta mucho el poema y el texto de debajo. Si es el comienzo de algo te felicito, tiene muy buena pinta.

    ¡Besos!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias, Isi :)
      Es el comienzo de un proyecto de dualidades entre el hombre y las realidades que componen su existencia, por ejemplo ésta, la realidad hombre-tiempo.
      Me alegra que te haya gustado.

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  2. la vida, pequeños retazos de memoria, dándonos la sensación de que el tiempo nos supera a nosotros mismos...

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  3. Llevaba tiempo con tu blog pendiente para leer y al ver el enlace en ask me he dicho que ya era hora. Me has dejado sin aliento, de verdad. Ese párrafo final ha sido brutal y grácil... quizá porque hoy más que nunca soy consciente de ese extravío.

    "Añoro esa dependencia.
    Añoro esa dependencia sobre cuán
    fui crecida y malcriada
    ahora se ahoga la ansiedad
    ovillada en mi pecho
    pues ahora soy yo quién acuno
    el llanto."

    Precioso, precioso y precioso. Ya me tienes enganchada a tus letras, que lo sepas.

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  4. Que esas palabras vengan de ti las hace doblemente alentadoras. Te admiro mucho, a ti y a tu arte.
    Mil gracias, espero que la aceptación de ese irremediable extravío se haga lo más liviana posible (dentro del pánico existencial que conlleva inevitablemente).
    Un beso enorme.

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