3.3.14

They fall in love (II)

Salvando algunas barrocas diferencias, amoldo a mis víctimas a un estricto patrón. Observo su paso. Codicio su luz cegadora. Indago en las formas. Ahogando su voz consigo hacer mi grito más fuerte. No hay un recodo en su apariencia invisible ante mi mirada que escudriña cada renglón de su existencia.
La primera vez fue la intimidad, la agonía de devorar un cuerpo abatido con la pasión de mil dolorosas cuchilladas. Y el fuego, ¿veis el fuego en mis entrañas cubriendo sin pudor cada centímetro? A lo lejos se extendía la razón, la posibilidad de descubrir que dentro de cada uno de esos pechos cadavéricos se escondía un complejo mecanismo, el amor, quizás, los sueños, lágrimas, un músculo. Oigo voces. Las absorbo, las pienso, me recreo. Oigo voces. Mis amantes me impulsan al vacío susurrando y yo me rindo ante los bordes del delirio. 
Tal vez vivir sea exprimir el ansia a cada instante. Arrastrar toda la vida la locura de la vida sin la muerte. He visto sus ojos mirándome de frente, sus ojos húmedos, su boca derramada, su etílico furor. Soy noche. Y me desbordo sobre cada uno de vosotros. Mi erotismo es un cántico a la fe. Creo en la mañana. Creo en la paciencia. Creo en la idea y me propago y reverbero cada esencia en el latido de esta imagen.
Contemplo el silencio y grito y me permito el gozo de caer en la sombra de vuestros cuerpos. No hay más amor que este. Sin perdición, ni avispa, sin error, sin raíz. Fugaz, el éxtasis, olvido. Un suspiro que comienza. 

2 comentarios:

  1. Increíble Rosa, me encanta como enlazas tus ideas y como las describes. Un beso <3

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  2. Muchísimas gracias. Un abrazo :)

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