22.7.15

Seremos onironautas

Sueño con una ciudad que es tuya y mía,
una ciudad que es de la debilidad de un tiempo pasado
y se erige como una forma de enfatizar
nuestras virtudes.

Sin embargo,
esta ciudad no es nuestra ,
no lo es cuando la sueño, tampoco cuando la atravesamos
páramo a páramo,
no es
de este universo plural y propio
en el que ahora habitamos conjugadas.

Esta ciudad
por ser suburbio a nuestros ojos tiene
cientos de enfermedades arrinconadas
en las entrañas,
un trazado que no nos pertenece,
una oxidada atmósfera de pérdida.

Sueño con esta ciudad desde hace horas.
Siempre voy sola,
siempre voy de noche, cuando arrasa una madrugada
lenta y dispersa
en la que un niño rompe
impasible los cristales y mis miedos salen
de cada escaparate.

Cuando regreso a casa,
cuando en un instante de lucidez decido
volver a casa,
te encuentro temblando
movida siempre por la soledad y el terror y el nerviosismo
de no reconocerme
en la analogía del huérfano.

Querida, es imposible que en esta ciudad
alguien pueda hacer bajar tu fiebre,
es difícil que alguien aquí sea capaz de quedarse.

Debo ser alguien horrible,
alguien que no vislumbra el sosiego
dentro de la indiferencia,
alguien sin amor que prefiere
la huida a la hecatombe.
Por eso cierro la puerta,
por eso en el sueño escapo de la ciudad
y rompo edificios y digo tu nombre y tus precisas tres sílabas
e intento despertar y desear que ya no existas.

Es necesario, a veces, interpelar al sufrimiento,
ocasionar arañazos,

hacer daño.


(Más sobre el proyecto "Seremos onironautas" aquí)

1 comentario:

  1. Niña, si me conmueves hasta a mí, que no tengo sentimientos ni apego por nada según tú.

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