10/10/15 Zahara, el mar
Cuando no te miro,
mi hogar tiene innumerables nombres
sucedáneos del silencio, de la patria
o de ciudades despobladas donde reconstruir
la memoria.
Al lado del mar encuentro lenguas olvidadas,
superficies impermeables, libros
aparentemente crípticos.
Cuando llueve, la ropa se desliza
y reajusta a nuestros cuerpos
todos sus recovecos
todos sus paños mojados
la tecnología silenciosa de sus telas.
En este nuevo y efímero hogar
se apagan las farolas
y si nombro mis miedos se transforman
en infinitas erupciones volcánicas.
Cuando dices echarme de menos,
la distancia es un insecto que vuela
y se posa
encima de mis muslos.
Desconocer la ambivalencia de la percepción,
envidiar las miradas.
En ocasiones quisiera ignorar las dobleces
en ocasiones quisiera cerrar los ojos
y parar el temblor.
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