27.9.13

[Fragmento de interior]

"El sol, ya en lo alto del cielo, reverberaba vírgulas de fulgor sobre los muros pardos, las humeantes fábricas. La naturaleza es algo simple. Fácil de comprender. Sin embargo, sus hijos, signada su frente con una marca de pecado, constituyen una inalcanzable inmensidad de complicaciones, retóricas preguntas, resuellos de las olas, arrastrados sin rumbo, a la deriva. Suspiro. Apenas alcanzamos a vislumbrar qué somos y ya estamos obligados a preguntarnos por el desenlace, la finalidad de toda una raza.
          A través de la ventana, el día se desmenuzaba en pequeñas migajas, manantiales insaciables, a lo lejos los agudos vértices de los edificios, la nature morte de l0s jardines, el sordo bisbiseo de los transeúntes, sus pasos raudos, los abismos que se extienden más allá de los suburbios donde otro mundo empieza, éste acaba.
        Agnes extendió la sábana sobre el mullido colchón de su lecho, improvisado hogar durante los últimos tiempos, capaz de asilarla tras la tormenta, enjugar sus lágrimas, descender a los recodos de sus propios infiernos. Era sin duda el lugar en que su exaltación se apaciguaba, diluvio medicinal, una catarsis. Tanteó en silencio los pliegues del albo lienzo que cubría su cama y se dispuso a bruñir su superficie, acariciando el algodón como la tersa piel de sus muslos. Reflexionó sobre la posibilidad de pasar el resto de su vida marchitándose entre esas cuatro arrítmicas paredes, devoradoras de instantes, quimeras, como fantasmas del pasado difuminando los límites de su propia conciencia. Estrechó de nuevo el rosario, pero no sintió nada. Ni quietud, paz o nostalgia. Sólo el atroz miedo, montaraz, de estar viviendo una existencia paralela, un cosmos ilusorio, un espejismo. 
De pronto, la ansiedad impregnó sus engarrotados músculos, dejando cada milímetro de su cuerpo envuelto entre espasmos infinitos.
        Resplandecía la lámpara en el techo, remachando los sentidos, diluyendo su contorno, proyectando efímeras sombras que desaparecían tras algún pestañeo certero. Las horas se convirtieron en un lapso desierto, cuerpos invisibles, un abismo en la memoria. Negrura, en el suelo, en la boca, en los nudillos. Lo siguiente fue la noche, confundiendo su llanto de agonía con la locura de un náufrago en mitad del océano."

(Este fragmento forma parte del relato largo que he comenzado a gestar).

4 comentarios:

  1. Podría creerme protagonista de este (fragmento de) relato con una facilidad abrumadora. "Reflexionó sobre la posibilidad de pasar el resto de su vida marchitándose entre esas cuatro arrítmicas paredes, devoradoras de instantes, quimeras, como fantasmas del pasado difuminando los límites de su propia conciencia". Es tan similar a lo que yo siento que aterra.

    <3

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    1. Siempre es bonito que alguien pueda llegar a identificarse con lo que escribo, aunque espero que la situación mejore y esta ansiedad quede relegada únicamente al folio.
      Un beso enorme, Alba. Me gusta verte por aquí :)

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  2. Me dejas con muchas ganas de leer más de esto :-)

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  3. Quién sabe, un día de estos tal vez caiga algo... ;)

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